Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnerable

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blia blia blia.
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Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnerable

Mensaje por blia blia blia. » 30 Dic 2016, 14:55

Este artículo publicado en la revista libertaria sevillana El Topo Libertaria está teniendo mucha repercusión. Justo ahora estoy con Dónde está mi tribu? de Carolina del Olmo y lo veo bastante relacionado.

Que a pesar de lo que diga la ideología neoliberal, somos seres sociales, necesitamos cuidados. La comunidad (el pueblo, el barrio) ha desaparecido para ello y las familias cada vez son menos extensas y con vínculos más débiles. Todo ello para lo bueno, pero en el caso de los cuidados, también para lo malo.

A mí me parece que el movimiento libertario debe de tenerlo en cuenta y tiene un campo de acción. Es una de las motivaciones típicas que utilizan algunos movimientos entre los emigrantes, lo pudo hacer el anarquismo en Cataluña en el primer tercio del siglo pasado o el islamismo hoy en día en Europa.

Comentaba Lebion en el debate sobre sindicalismo que había que cuidar las relaciones sociales y demás. Creo que va más allá de que tus amigos/as sean del movimiento, si cuando tienes necesidades (económicas, nacimiento de hijos/as, enfermedades, psicológicos,...), desapareces del movimiento porque eres un estorbo y al final es la familia la que está ahí.
No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnerable

Maka Makarrita | http://eltopo.org/no-quiero-ser-fuerte- ... ulnerable/

Nos repiten: sé fuerte, sé independiente, sé autosuficiente, bástate tú misma… Nos lo repiten desde panfletos de autoayuda, desde las terapias, desde los consejos más bienintencionados. Nos lo repite el anuncio que nos quiere superwoman y tu madre cuando te ve arrastrando una pena domesticada por las esquinas. Nos lo repite el sistema a múltiples niveles. En lo privado y en lo público. En la salud y en la enfermedad.

En primera instancia, como reacción al amor romántico. Si el capitalismo propició el amor romántico porque necesitaba la familia nuclear como base de una sociedad trabajadora, el tardocapitalismo necesita consumidores profundamente individualistas que cogen en cada momento lo que les apetece en intermitentes relaciones líquidas.

De repente, pasamos de las parejas-burbujas respirando corazones en el planeta piruleta, a valorar como modelo positivo a los free-riders que lanzan su autonomía, como escudo y frontera, en las relaciones personales.

Los comportamientos «dependientes» se relacionan con la debilidad y la falta de equilibrio emocional. Sin embargo, ¿no confundimos a veces los términos? Se hace evidente la necesidad de huir de relaciones tóxicas, pero la solución no pasa por convertirnos en seres pretendidamente autosuficientes. Es necesario encontrar la fórmula que nos permita saltar el vacío que encontramos entre las relaciones dependientes de las que queremos huir y las relaciones profundamente individualistas que nos quieren imponer. Sin embargo, a veces, la única manera de ganar ante el enemigo, es la huida hacia una posición inesperada y, en este caso, la única manera de salir del bucle es desplazarnos: dejar de pasar de un mito a su opuesto y cambiar el lugar en el que nos situamos. Mutar la perspectiva: el problema no es depender de los demás. Lo hacemos a diario. Necesitamos a nuestras amigas, a nuestra familia, a nuestro círculo político, a ese amigo con el que hablamos de cine y a esa otra con la que nos corremos juergas locas. Personas con las que queremos domingos de sofá y gente a la que tener codo con codo en una mani. Necesitamos nuestros vínculos, relacionarnos, pero no desde la dependencia, sino desde las interdependencias.

Porque de lo personal a lo político no hay solo un camino de ida y vuelta, hay nodos entretejidos como tapices que nos hacen avanzar con un pie en cada lado del escurridizo terreno. Y la única certeza es que la casilla de salida siempre pasa por el tránsito constante de lo individual a lo colectivo.

mariamedem
Ilustra Maria Medem

Hay dos ideas que nos ayudan a darle una patada al tablero y empezar otro juego diferente. Podemos pensar que el amor (y amor no solo es el de pareja) pertenece a la economía de la abundancia. No disminuye lo que queremos o nos quieren por más que se reparta o se comparta, porque de lo que se trata no es de rellenar carencias sino de dar todo lo que excede. Y, por otro lado, ser vulnerables, la capacidad que tenemos de que la realidad y las personas nos afecten, no es una debilidad como pretenden hacernos creer. Ser vulnerables[1] nos hace más fuertes: pueden herirnos, podemos perdernos, pero en la necesidad que tenemos unos de otras, está también nuestra potencia.

Leía en algún manual al azar que para mantener relaciones sanas «debemos ser seres independientes para que nuestras relaciones no se vean enturbiadas por sentimientos de necesidad o de infelicidad o de dependencia» y frases como esas, tan comunes, tan inocuas, me dan miedo. Porque yo quiero que mis relaciones se enturbien, que no sean asépticas, que me atraviesen porque me importa lo que le pasa a las que caminan conmigo. Dice Marina Garcés[2] que tenemos que abandonar la fantasía de la individualidad porque no podemos ser solas. Pero lo que es más importante todavía, no queremos ser solas.

Vivimos, queramos o no, en un mundo en común (y sigo con Garcés, que sí que es amor del bueno), aunque pataleemos exhibiendo nuestros actos de autosuficiencia, vivimos comprometidas: por lo que hacen, comen, respiran, deshacen o roban los demás. Vivimos en manos de otros. Y aunque la lectura negativa nos lleve al manido «no hay nada que hacer», en lo que realmente deberíamos centrarnos es que en la resistencia somos mucho más potentes, porque somos, a la vez, eslabones unidos de una cadena y nodos interconectados de múltiples redes. Somos más fuertes y más libres en manada. En soledad nos quieren, en común nos tendrán. Siempre en eterno conflicto con las comunidades que queremos y el sistema enfermo en el que estamos inscritas.

Por eso, por mucho que nos insistan en que la competencia es el modelo «natural» sabemos de sobra que cooperar nos sale mejor. Y tenemos experiencias que nos refuerzan y nos enseñan, prácticas colaborativas que hacen que haya múltiples manos para sostener cada una de nuestras vidas: los grupos de afinidad, la PAH, los centros sociales, los espacios de crianza, huertos comunitarios, las asambleas de barrio, las redes de apoyo mutuo…

Pero si queremos vidas en las que podamos sonreír, necesitamos relaciones que puedan ser habitadas. Y para eso debemos entregarnos a nuestra vulnerabilidad, a la necesidad que tenemos de que nos sostengan y ser cuidadas, de cuidar y sostener. Y, por supuesto, a la necesidad de poner los cuidados en el centro de la batalla. En el centro y expandidos. Sobrevivimos a base de cuidados invisibilizados y «privados» que deben ser transformados en cuidados en común. La vanguardia suele ser nuestra posición preferida, la más vistosa, donde queremos estar todos —y este «todos» va a quedarse intencionalmente en masculino porque la atención a los cuidados está atravesada como ninguna por el género— pero donde suele haber también más codazos. Normal, parece más divertido ir en el black block que acompañar al baby block. Pero la retaguardia, que es donde tenemos desplazados los cuidados, es la que sostiene nuestro avance.

Así que, dándole un disgusto a mi psicóloga, lo siento, pero yo no quiero ser fuerte. No quiero bastarme por mí misma, no creo en la autosuficiencia, en no necesitar a nadie. Yo quiero ser con vosotras, quiero que me atraviesen vuestras vidas, desparramarme a trozos en muchas manos que me ayuden a caminar y me levanten cuando lo necesite, quiero cargar con cuidadito pedazos de todos para mantenernos a flote. Yo de mayor lo que quiero es ser vulnerable.


[1] El 15 Festival Zemos 98 giraba en torno a Los Vulnerables: http://15festival.zemos98.org/­

[2] Marina Garcés, Un mundo común (2013), editorial Bellaterra.

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Eclipxe
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Mensaje por Eclipxe » 30 Dic 2016, 15:56

...intermitentes relaciones líquidas...
Hablar en contra del sexo casual es hablar en contra de la naturaleza misma. He detectado a una ignorante y hasta ahi leo del articulo. Tambien habla en contra de la independencia al principio. En fin...una mierda de articulo digna/o de algun COINTELPRO :evil:
Saludos!

PD: Una sociedad compuesta por débiles es una sociedad enferma...una sociedad cristiana. Una sociedad que desarrollara debiles es una sociedad, donde el fuerte, siempre sera perseguido. :evil: :evil:

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:wink:
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Joreg
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Re: Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnera

Mensaje por Joreg » 30 Dic 2016, 16:16

Lo que dice es que los modelos establecidos, que te dicen lo que tienes que ser, non un rollo.
Nietzsche escribió:Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes
Ya ves. Eso lo dijo un tipo que estuvo toda la vida enfermo, que cogió la sífilis, que murió mochales y que lloraba si George Sand no le echaba cuenta.
Lo que se gana en velocidad, se pierde en potencia. Lo que se gana en potencia, se pierde en velocidad.

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Eclipxe
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Re: Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnera

Mensaje por Eclipxe » 30 Dic 2016, 16:31

Tener un cuerpo de mierda = A ser debil de convicciones? :o Esa es la mierda que estas diciendo, Joreg?. :o
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Contumacia
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Re: Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnera

Mensaje por Contumacia » 30 Dic 2016, 18:25

No has entendido nada, Eclipxe. La intermitencia "líquida" se refiere al pensamiento posmoderno, donde el relato, lo subjetivo y el pensamiento débil están a la orden del día: tienes un amigo hoy, porque te interesa y te echas tres fotos, pero puedes prescindir de él si no te produce o te contacta con quien necesitas y buscarte otro. Ésa es la liquidez en los afectos, nada que ver con la promiscuidad, sino más bien con un individualismo mal entendido y cuasi de productividad capitalista: si no me aportas X, no me sirves. Tampoco has entendido la parte de la dependencia, se fomenta desde este individualismo atroz de carrera de ratas que cada uno mire por lo suyo, se glosa la autonomía, pero mal entendida: autonomía es poder hacer las cosas pero si necesitas ayuda, depender, no es algo a evitar. Nos hemos acostumbrado al "yo solo puedo" y a veces no, no puedes, no llegas y en vez de pedir ayuda llamas a Amazon o al supermercado para que te suba la compra.

Una sociedad compuesta por débiles como enferma me suena nihilista y hasta grimoso: ¿no tenemos la libertad de existir, aún siendo débiles?¿no podemos estar enfermos, tristes, amputados o necesitados de compañía? Reconocer la debilidad en común se convierte en fortaleza y en generar vínculos, y esos vínculos no son "dependencia", como nos vende el postcapitalismo, sino redes. Y precisamente éstas suelen fallar cuando más se las necesita... De ahí lo que denuncia el artículo del derecho a la vulnerabilidad y a saber pedir apoyo (y también prestarlo), sino cuando alguien está "débil" lo que acaba haciendo es aislarse, porque ya no es válido, porque no es cómodo para los demás, porque no tiene la misma productividad o no tiene el cuerpo pa rumbas. Y si solos nos quieren en común nos tendrán (más nos vale)

bo
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Re: Sobre cuidados: No quiero ser fuerte. Quiero ser vulnera

Mensaje por bo » 30 Dic 2016, 23:10

Es que eclipxe si no habla de COINTELPRO o de los chemttails, no es feliz.
Hay muchos problemas y pocas soluciones.
Muchas críticas, lo sé, y pocas son constructivas.
Kery James - Déséquilibre

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