Anarco-ecologismo: El anarquismo fundado en la ecología.
Publicado: 01 Sep 2006, 20:27
La ecología (o ciencia ecológica natural) trata de las relaciones mutuas entre los animales, las plantas y el medio inorgánico y hace referencia a los equilibrios dinámicos e interdependientes de la naturaleza.
Dado que la naturaleza incluye también a los seres humanos, la ciencia ecológica de incluir el papel de la humanidad en el mundo actual y, de forma especial, el caráracter, la forma y la estructura de las relaciones de la humanidad con las demás especies y el substraro inorgánico. Desde una perspectiva crítica, la ecología nos permite analizar con una ancho punto de mira el vasto desequilibrio que ha surgido de las relaciones de la humanidad con el mundo natural. Una de las especies de la naturaleza, el "homo sapiens", se ha desarrollado desde el mundo natural hasta un mundo social propio. Dado que ambos mundos, natural y social, se interacionan mutuamente entre ellos hasta formas de evolución muy complejas, se ha convertido en un asunto muy importante hablar de ecología social como de ecología natural.
La ecología social, ciencia que explora las fases de la evolución humana, la cual ha pasado por una suseción de jerarquías, clases, ciudades y estados; ha estado a menudo boicoteada por aquellos que tratan de reducir todas las fases del desarrollo humano a una simple visión unilateral, no globalizante.
La visión globalizante de la ecología no implica una homogenidad inmutable sino todo lo contrario, una dinámina unidad en la diversidad, ya que en la naturaleza el equilibrio y la armonía se alcanzan por una diferenciación siempre cambiante y una diversidad siempre en expansión.
El mismo uso de la palabra "especies" para mostrar la riqueza de la vida que nos rodea, debe animarnos con respecto al hecho de la especificidad, de la particularidad. La gran abundancia de seres y cosas diferenciadas incumbe a la ecología natural. Explorar estas diferencias, examinar las fases e interfases en su manera de hacer y el largo camino de la humanidad, desde la animalidad hasta la sociedad, hace de la ecología social una de las más potentes disciplinas para dibujar nuestra crítica del presente orden social. Y no sólo la ecología social posibilita la crítica de las relaciones naturaleza-humanidad, sino que nos muestra la necesidad de trascenderlas de forma radical.
El anarquismo, visto como ideología basada en las ciencias ecológicas, nos permetiría tener una herramiento de cómo debería ser manejado el mundo del futuro. No tanto como una partida de ajedrez, sino más bien como cunado alguien lleva una barca. Lo que la ecología (tanto natural como social) puede ayudar a enseñarnos es la manera de hallar la corriente y comprender la dirección de las aguas.
Lo que hace al anarquismo ecológicamente fundamentado (anarco-ecologismo) una ideología liberadora distinta, una nueva concepción del mundo, es el cambio radical que implica en la noción de jerarquía. Las ciencias ecológicas nos dan las bases filosóficas para una visión no jerárquica del mundo. ¿Por qué hablamos de "Jerarquía" y "Dominación" en vez de "Clases" y "Estado", jerga común entre marxistas y anarquistas clásicos? Porque la utilización indiscriminada de tales palabras conduce a un confusionismo, ya que el uso de conceptos como "sociedad sin estado" puede esconder la existencia de relaciones jerárquicas o de una sensibilidad jerárquica, incluso en la ausencia de explotación económica o de coerción política. La dominación y la jerarquía pueden continuar existiendo, y de hecho ya han existido, en sociedades "sin clases" y en sociedades "sin estado".
Así pues, por "jerarquía" queremos decir todos aquellos sistemas de obediencia y mando —sean culturales, tradicionales o psicológicos— y no sólo aquellos sistemas políticos y económicos, a los cuales los conceptos de estado y de clase se refieren más correctamente. Histórica y existencialmente toda jerarquía es un complejo sistema de mando y obediencia en el cual unas élites gozan de diferentes grados de control sobre sus subordinados, sin explotarlos necesariamente.
Los mismo conceptos de "libertad" y de "democracia" han estado manipulados por los sistemas jerárquicos de dominación. La libertad es algo más que la ausencia de opresión, algo más que pluralismo ideológico y algo más que instituciones populares. Entendemos libertad, no muy alejados de Bakunin, como la plena realización de las potencialidades de la humanidad en su forma más creativa.
La misma palabra "democracia" ha estado suficientemente desnaturalizada por el gradual desplazamiento de la participación activa de los quehaceres públicos hacia la representación pasiva. Cuando la palabra "democracia", en su forma clásica, significa, casi literalmente, participación directa de todo el pueblo, hoy se nos quiere hacer creer que "democracia" significa representación del pueblo por una élite que dispone del poder de decisión por encima del mismo pueblo.
También la ecología ha padecido la misma acometida. Así la palabra "ecología" muchas veces se ha identificado con una forma de ingenería natural que podría llamarse "ambientalismo". Y mucha gente usa ambas palabras indistintamente, cuando el ambientalismo ve la naturaleza como una hábitat pasivo, que se compone de "objetos" tales como plantas, animales, minerales y todo aquello que pueda ser útil al ser humano. El ambientalismo ni cuestiona la premisa básica de la sociedad presenta, el hecho de que la humanidad debe dominar la naturaleza. Más bien hace posible este dominio desarrollando aquellas tecnologías que disminuyen el impacto causado por la expoliación del medio natural.
Una tecnocracia ambientalista, jerárquicamente adornada con ropajes verdes, sería una tecnocracia muy perniciosa, al estar camufljada con el color de la ecología. Esto no tiene nada que ver con el anarco-ecologismo, ideología que denuncia los modernos sistemas de producción, distibución y promoción de bienes y de necesidades como algo groseramente irracional, antiecológico y fundado en la dominación.
Trabajemos por redefinir progreso. Destruyamos la noción de progreso como el de esa máquina megaindustrial, alocada, que no tiene conductor. Convirtamos progreso en el proceso donde cada individuo se capaz de participar plenamente en las acciones de cada día, individuos únicos que forman parte de una sociedad rica por su diversidad y unida por su relación simbiótica, en donde los espacios de espontaniedad enriquecen progresivamente el medio social en armonía con la naturaleza... una sociedad así es incompatible con Las Jerarquías.
Desde mi único punto de vista, el anarcoecologismo es el punto de reunión de ideólogos anarquistas que antes parecían tan alejados entre sí: primitivistas (que no pretender imponer -dominación- ningún modo de vida a nadie), posmodernistas relativistas (que no consideran su relatividad superior o inferior a otras -dominación-) individualistas (que no pretenden acumular poder -dominación- de ellos hacia los demás) y socialistas (que no pretenden imponer -dominación- ningun modo de economía a nadie, mientras no implique explotación -de nuevo, dominación-). La crítica a la dominación como tal, como premisa para ordenar el mundo es, desde mi discutido punto de vista, la esencia del anarquismo. La visión de un mundo donde caben muchos mundos libres y complementarios, pero donde ningún mundo pretende dominar al otro o a la naturaleza misma, es, me parece, la visión de todo anarquista sincero. El anarco-ecologismo, fundado en la Ecología Social, sería la punta de lanza para redefinir lo que entendemos por revolución y la forma de realizarla aquí y ahora.
Salud, diversidad, complementariedad y eco-anarquía.
Dado que la naturaleza incluye también a los seres humanos, la ciencia ecológica de incluir el papel de la humanidad en el mundo actual y, de forma especial, el caráracter, la forma y la estructura de las relaciones de la humanidad con las demás especies y el substraro inorgánico. Desde una perspectiva crítica, la ecología nos permite analizar con una ancho punto de mira el vasto desequilibrio que ha surgido de las relaciones de la humanidad con el mundo natural. Una de las especies de la naturaleza, el "homo sapiens", se ha desarrollado desde el mundo natural hasta un mundo social propio. Dado que ambos mundos, natural y social, se interacionan mutuamente entre ellos hasta formas de evolución muy complejas, se ha convertido en un asunto muy importante hablar de ecología social como de ecología natural.
La ecología social, ciencia que explora las fases de la evolución humana, la cual ha pasado por una suseción de jerarquías, clases, ciudades y estados; ha estado a menudo boicoteada por aquellos que tratan de reducir todas las fases del desarrollo humano a una simple visión unilateral, no globalizante.
La visión globalizante de la ecología no implica una homogenidad inmutable sino todo lo contrario, una dinámina unidad en la diversidad, ya que en la naturaleza el equilibrio y la armonía se alcanzan por una diferenciación siempre cambiante y una diversidad siempre en expansión.
El mismo uso de la palabra "especies" para mostrar la riqueza de la vida que nos rodea, debe animarnos con respecto al hecho de la especificidad, de la particularidad. La gran abundancia de seres y cosas diferenciadas incumbe a la ecología natural. Explorar estas diferencias, examinar las fases e interfases en su manera de hacer y el largo camino de la humanidad, desde la animalidad hasta la sociedad, hace de la ecología social una de las más potentes disciplinas para dibujar nuestra crítica del presente orden social. Y no sólo la ecología social posibilita la crítica de las relaciones naturaleza-humanidad, sino que nos muestra la necesidad de trascenderlas de forma radical.
El anarquismo, visto como ideología basada en las ciencias ecológicas, nos permetiría tener una herramiento de cómo debería ser manejado el mundo del futuro. No tanto como una partida de ajedrez, sino más bien como cunado alguien lleva una barca. Lo que la ecología (tanto natural como social) puede ayudar a enseñarnos es la manera de hallar la corriente y comprender la dirección de las aguas.
Lo que hace al anarquismo ecológicamente fundamentado (anarco-ecologismo) una ideología liberadora distinta, una nueva concepción del mundo, es el cambio radical que implica en la noción de jerarquía. Las ciencias ecológicas nos dan las bases filosóficas para una visión no jerárquica del mundo. ¿Por qué hablamos de "Jerarquía" y "Dominación" en vez de "Clases" y "Estado", jerga común entre marxistas y anarquistas clásicos? Porque la utilización indiscriminada de tales palabras conduce a un confusionismo, ya que el uso de conceptos como "sociedad sin estado" puede esconder la existencia de relaciones jerárquicas o de una sensibilidad jerárquica, incluso en la ausencia de explotación económica o de coerción política. La dominación y la jerarquía pueden continuar existiendo, y de hecho ya han existido, en sociedades "sin clases" y en sociedades "sin estado".
Así pues, por "jerarquía" queremos decir todos aquellos sistemas de obediencia y mando —sean culturales, tradicionales o psicológicos— y no sólo aquellos sistemas políticos y económicos, a los cuales los conceptos de estado y de clase se refieren más correctamente. Histórica y existencialmente toda jerarquía es un complejo sistema de mando y obediencia en el cual unas élites gozan de diferentes grados de control sobre sus subordinados, sin explotarlos necesariamente.
Los mismo conceptos de "libertad" y de "democracia" han estado manipulados por los sistemas jerárquicos de dominación. La libertad es algo más que la ausencia de opresión, algo más que pluralismo ideológico y algo más que instituciones populares. Entendemos libertad, no muy alejados de Bakunin, como la plena realización de las potencialidades de la humanidad en su forma más creativa.
La misma palabra "democracia" ha estado suficientemente desnaturalizada por el gradual desplazamiento de la participación activa de los quehaceres públicos hacia la representación pasiva. Cuando la palabra "democracia", en su forma clásica, significa, casi literalmente, participación directa de todo el pueblo, hoy se nos quiere hacer creer que "democracia" significa representación del pueblo por una élite que dispone del poder de decisión por encima del mismo pueblo.
También la ecología ha padecido la misma acometida. Así la palabra "ecología" muchas veces se ha identificado con una forma de ingenería natural que podría llamarse "ambientalismo". Y mucha gente usa ambas palabras indistintamente, cuando el ambientalismo ve la naturaleza como una hábitat pasivo, que se compone de "objetos" tales como plantas, animales, minerales y todo aquello que pueda ser útil al ser humano. El ambientalismo ni cuestiona la premisa básica de la sociedad presenta, el hecho de que la humanidad debe dominar la naturaleza. Más bien hace posible este dominio desarrollando aquellas tecnologías que disminuyen el impacto causado por la expoliación del medio natural.
Una tecnocracia ambientalista, jerárquicamente adornada con ropajes verdes, sería una tecnocracia muy perniciosa, al estar camufljada con el color de la ecología. Esto no tiene nada que ver con el anarco-ecologismo, ideología que denuncia los modernos sistemas de producción, distibución y promoción de bienes y de necesidades como algo groseramente irracional, antiecológico y fundado en la dominación.
Trabajemos por redefinir progreso. Destruyamos la noción de progreso como el de esa máquina megaindustrial, alocada, que no tiene conductor. Convirtamos progreso en el proceso donde cada individuo se capaz de participar plenamente en las acciones de cada día, individuos únicos que forman parte de una sociedad rica por su diversidad y unida por su relación simbiótica, en donde los espacios de espontaniedad enriquecen progresivamente el medio social en armonía con la naturaleza... una sociedad así es incompatible con Las Jerarquías.
Desde mi único punto de vista, el anarcoecologismo es el punto de reunión de ideólogos anarquistas que antes parecían tan alejados entre sí: primitivistas (que no pretender imponer -dominación- ningún modo de vida a nadie), posmodernistas relativistas (que no consideran su relatividad superior o inferior a otras -dominación-) individualistas (que no pretenden acumular poder -dominación- de ellos hacia los demás) y socialistas (que no pretenden imponer -dominación- ningun modo de economía a nadie, mientras no implique explotación -de nuevo, dominación-). La crítica a la dominación como tal, como premisa para ordenar el mundo es, desde mi discutido punto de vista, la esencia del anarquismo. La visión de un mundo donde caben muchos mundos libres y complementarios, pero donde ningún mundo pretende dominar al otro o a la naturaleza misma, es, me parece, la visión de todo anarquista sincero. El anarco-ecologismo, fundado en la Ecología Social, sería la punta de lanza para redefinir lo que entendemos por revolución y la forma de realizarla aquí y ahora.
Salud, diversidad, complementariedad y eco-anarquía.