Ateneos libertarios en Catalunya

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Los ateneos libertarios: un intento de lucha distinto en los movimientos urbanos

Joan Zambrana, La Alternativa Libertaria en Catalunya, 1976-79

Los ateneos libertarios en Cataluña habían sido antes de la Guerra Civil española lugares donde la cultura obrera y popular enlazaba con el deseo de transformación social de la sociedad capitalista de aquella época. En una sociedad como la catalana de aquellos tiempos, en la que había un alto grado de analfabetismo y en la que la educación era un privilegio casi exclusivo de las clases dominantes, los ateneos, en general (no sólo los libertarios), jugaban un papel clave en el intento de que la clase obrera adquiriera una base de conocimiento e información que le sirviera para su desarrollo integral.

En la tradición libertaria de principios de siglo se daba un papel fundamental a la información y a la educación (no de forma pasiva sino activa) como herramienta de conocimiento y a su vez como elemento liberador de "prejuicios" religiosos o costumbristas.

Una vez superados tales prejuicios, el obrero sería capaz de asumir un papel crítico y desechar la opresión religiosa y material que la sociedad de aquella época le imponía. El deseo y la lucha por un cambio social no sería sino el reflejo de una tradición racionalista y laica que la clase obrera asumía como propia y que las clases dominantes de aquellos momentos no eran capaces de administrar y reconvertir para su propio beneficio.

El desarrollo de esta cultura obrera se produjo en Cataluña de muchas formas, pero fue la corriente libertaria la que mayor fuerza tuvo a través de diversas instituciones (escuelas, ateneos, cooperativas, sociedades recreativas, de apoyo mutuo, etc.).

Junto a este elemento nucleario, había otro, si cabe de mayor importancia, que era el de generar una dinámica asociativa y comunitaria en la que se practicaran relaciones no autoritarias y fraternales entre los :componentes de estos grupos y organizaciones.

Una vez descrita de forma breve el papel que habían jugado los ateneos, libertarios en la etapa anterior al franquismo, nos cabe preguntar cuál era el posible rol que éstos podían desarrollar en una sociedad completamente distinta, como era la catalana de 1975.

Para empezar, el papel que jugaban los sectores obreros en la configuración de la cultura había pasado a manos del Estado, que ejercía las labores de educación y adiestramiento en una sociedad capitalista que tenía necesidad de una clase obrera con un nivel de "instrucción" acorde a sus exigencias.

Del papel de la cultura y el conocimiento como herramientas de transformación social, se había pasado a la difusión de ésta como integradora en el sistema ya su utilización mercantil en tanto que medio de "ascensión" social.

El desarrollo del asociacionismo vecinal en los barrios y ciudades de Cataluña en pleno franquismo tuvo un ritmo lento, en consonancia con las formas de represión que el sistema generaba para los movimientos que no podía controlar fácilmente. Gracias a los pequeños resquicios legales que el sistema dejaba, así como a la evolución de éste hacia formas menos autoritarias, pudieron surgir y consolidarse las Asociaciones de Vecinos.

Las Asociaciones de Vecinos fueron ganando autonomía con relación a la Administración, así como mayor capacidad de respuesta en un entorno urbano que tendía a degradarse paulatinamente por la especulación inmobiliaria y el desarrollismo incontrolado de los años sesenta. A través de éstas se iniciaron las primeras reivindicaciones de tipo urbanístico y de mejora de las condiciones de los barrios; también a través de ellas el antifranquismo militante de aquella época fue capaz de dar salida a la conflictividad social en los barrios y adquirir una fuerza que a la muerte del Dictador era de gran importancia.

De todas maneras, las AA. VV. habían nacido en un ambiente de represión y en muchos casos se movían en una inercia de semiclandestinidad. No eran normalmente lugares donde la participación o la autogestión funcionasen, sino más bien al contrario, tendían a tener estructuras jerárquicas que eran objetivos a alcanzar por buena parte de los grupos políticos del antifranquismo.

Los movimientos libertarios de barrios que a la muerte del Dictador en 1975 estuvieron en la reconstrucción de la CNT, a través de la Federación Anarquista de Barrios y otros grupos libertarios que tenían su acción en los barrios, habían jugado, como parte del antifranquismo que eran, un papel importante en el desarrollo de las AA. VV. como lugares de protesta social. La duda que se planteaban muchos de ellos era si sería mejor, en un entorno de mayor facilidad para crear asociacionismo popular, seguir actuando en las AA. VV. o crear otro tipo de organizaciones vecinales más acordes con la filosofía libertaria de participación y autogestión.

Las decisiones al respecto fueron diversas debido a múltiples causas. En unos casos se optó por seguir en las AA. VV. en función del grado de apertura que éstas tuvieran para el barrio y de su carácter autogestionario. En otras al ver que era imposible desarrollar un trabajo abierto, puesto que estaban controladas y mediatizadas por grupos políticos diversos, se optó por la creación de Ateneos Libertarios o Colectivos que asumieran la filosofía de apertura democrática que los había identificado siempre.

Hay que añadir, por otra parte, que la creación de Ateneos Libertarios también fue originado por el "efecto moda" que en aquellos momentos existía con relación a la recuperación de "lo libertario".

Siguiendo un informe elaborado por Mario Vila para Solidaridad Obrera (publicación) (nº 20 de junio de 1978) acerca de los Ateneos Libertarios en la ciudad de Barcelona, así como de otras fuentes, podemos afirmar que existían en esa fecha los siguientes Ateneos en activo y funcionando regularmente:

Barcelona ciudad

Barcelona provincia

Publicaciones de Ateneos

El funcionamiento, objetivos y desarrollo histórico de los distintos ateneos, sería complejo de describir, si bien podemos señalar algunas similitudes o constantes.

Los ateneos libertarios fueron promovidos en muchos casos por personas vinculadas a los movimientos libertarios pero con una proyección abierta a los ciudadanos/as que habían en los barrios y ciudades donde estaban ubicados. No eran pues lugares "exclusivos" para la militancia libertaria, sino espacios abiertos a la creatividad de las personas o movimientos de barrio.

  • No se planteaban, pues, dinámicas de control político, y en muchos casos participaron junto a las AA. VV., así como con otras entidades de los barrios, en reivindicaciones que tenían que ver con reformas urbanísticas o con la mejora de las condiciones del barrio.
  • Promovieron asociacionismo y comunitarismo en los barrios, dedicando parte de sus energías en crear una red de interrelación social que llegó a buena parte de la juventud. Muchas experiencias de índole juvenil que no podían tener expresión en las AA. VV. se desarrollaron con facilidad enlos ateneos.
  • Su trayectoria vital e histórica, como todo lo que tuvo que ver con "lo libertario", fue de inicios esperanzadores hasta acabar progresivamente perdiendo fuerza y en algunos casos a desaparecer, debido a problemas varios que tuvieron que ver con el "desencanto" de la izquierda y también con la crisis por la que pasó el movimiento libertario a principios de los años ochenta.

Siguiendo el informe-entrevista que Mario Vila dedica a los ateneos libertarios sobre sus aspiraciones, son de destacar algunas frases de los entrevistados que sintetizan con certeza el "espíritu de la época".

(...) No queremos recuperar el barrio como forma sino como comunidad, una comunidad donde las personas se relacionan pese a los condicionamientos de un medio alienante y des humanizado intentando en todo momento que esas relaciones sean lo más libertarias posibles. Estas relaciones comunitarias se enfrentan a la incomunicación, el individualismo ya la misma noción de progreso (...)

Lo importante no es el cliché ideológico sino el respeto al funcionamiento autogestionario del ateneo. Un ateneo que no admita a sus miembros por criterios de "ideología" sería un ateneo libertario para libertarios, con lo cual no sólo dejaría de ser un ateneo, sino que además perdería su carácter libertario, abierto por definición (...)

El ateneo no es un organismo de clase en el sentido tradicional del término según la teoría marxista, tampoco sus puertas están cerradas agentes de procedencia no obrera..., niños, amas de casa, jubilados: gente cuya opresión no se define según los criterios estrictos de la producción, en ningún caso se excluye el contenido de clase, se supera. No sólo trabajadores, mucho más que eso: Personas (...)

Los Ateneos libertarios y Colectivos similares se desarrollaron de modo parecido en forma e intensidad en diversas ciudades o pueblos del Estado español.

Por citar algunas, dado que su desarrollo fue de gran importancia, destacaríamos la ciudad de Madrid, donde en muchos barrios se crearon Ateneos y Grupos libertarios y también destacaríamos la ciudad de Valencia o Zaragoza donde el movimiento libertario en barrios tuvo buena acogida.


Los ateneos libertarios (Abel Rebollo)

La Barcelona Rebelde. Limites. Octaedro, 2003.

En 1976, a un año de la agónica muerte en su cama del dictador militar Franco, empezaron a proliferar en Barcelona locales en los que se asociaban gentes con el deseo de solucionar sus problemas de barrio, como fueron: las Asociaciones de vecinos, los centros culturales, las Universidades populares, como la del Besos, o los Ateneos populares, desde donde se trataba de expandir la cultura en general.

También aparecieron y se difundieron por todos los barrios los Ateneos Libertarios: el del Poble Sec en la calle Elcano, el del Chino en la calle la Lluna, el de Sant Andreu en la calle Servet, el del Poble Nou en la calle Pujadas, el de Gracia en la calle Perill, en la Verneda, en Nou Barris, Bellvitge, Sants, etc. Surgieron y se expandieron al margen de la CNT, a la que les unían afinidades y simpatías, pero no se trataba de los conocidos como «lazos orgánicos». Esto creó tensiones entre el sindicato y ateneos que desarrollaban su propia actividad siguiendo las iniciativas de la gente que los fundaba y los integraba.

Se intentó realizar una coordinadora de ateneos para unificar esfuerzos y, según se decía, obtener mayores resultados; pero funcionó poco tiempo, pues cada local era celoso de su autonomía y gustaba de un hacer propio sin necesidad de macroestructuras.

En los ateneos se realizaron charlas, debates, encuentros. Se apoyaron luchas obreras como las de Vitoria, Roca, Michefin, o la de los estibadotes; algunos compañeros de estas empresas en lucha pasaron por los locales a informar de su situación, también vinieron los mineros galeses que tuvieron una larga y dura lucha contra el Estado británico, al frente del cual estaba la inefable Thatcher. Así mismo se apoyó la lucha de los presos, tanto a nivel individual cuando se sabía y podía como con la coordinadora de apoyo a COPEL o haciendo campaña contra las cárceles.

Se lanzaron algunas iniciativas: en el Ateneo de Gracia se realizaron las primeras reuniones de la Jaula Antinuclear i Ecologista, desde el Ateneo del Poble Sec se impulsaron experiencias -que aún funcionan- como El Lokal, la distribuidora de libros, revistas y música alternativas, y la revista La Lletra A que editan junto al Ateneu Llibertari de Reus. Pero cada ateneo imprimía una gran cantidad de folletos, revistas y carteles, desde donde exponían su visión de la sociedad. En ellos se continuó con la tradición del movimiento libertario, es decir cada grupo editaba cuanto podía con el fin de expresar sus ideas. Pequeñas revistas como La Pajarraca, Icaria, El pobleto Akefalos, que llevaba el siguiente subtítulo: «La mitología Griega describe un pueblo de gentes sin cabeza, sin jefes ni subordinación. Porque somos seres que perdemos la cabeza en lo que ellos dicen imposible. Seres extravagantes, sin sentido común, que luchan contra la normalidad social de los esclavos y sus amos».

Se apoyaron campañas generales como la de «Contra la OTAN» y se participó activamente en las dos primeras Huelgas Generales. Se dio un apoyo activo y solidario a las luchas antimilitaristas, ala insumisión y al naciente movimiento «Okupa», cuando se ocupó el edificio del Torrent de L'Olla, en la calle Bolívar o la Kasa de la Muntanya.

Se trataba de un hacer y un decir que buscaba ser propio y así mismo intentaba esbozar otros intereses y otra.cultura posibles. A partir de los afios 90 el Estado de la transacción y su cultura subvencionada fue adueñándose de todas las parcelas e imponiéndose como lo único posible. En Barcelona, además, se dieron los eventos de las Olimpíadas del 92, que dispararon la especulación inmobiliaria, y algunos locales se vieron afectados por el ansia de beneficios rápidos de algunas empresas; así, el Ateneo de Gracia, se vio envuelto en litigios con una empresa de gestión inmobiliaria, al mismo tiempo que una bomba destruía el local; a pesar de todo, éste fue reconstruido y se ganó la partida, pudiendo seguir funcionando hasta el año 2002.

Uno tras otro los Ateneos Libertarios fueron cerrando y se vaciaron de gente; actualmente quedan pocos: el Espai Obert en el Paral.lel, el Chino en la calle Robadors o el del Besos en la Rambla Prim. Y sin embargo otros nuevos locales sociales han surgido alrededor del movimiento ocupa. Desde ellos se critica: el carácter totalizador de la economía y del Capital y el totalitarismo de sus burocracias, el FMI, el Banco Central, la Organización Mundial del Comercio y sus Estados democráticos... Se organizan debates, conciertos y fiestas. Allí se reúnen los que quieren, hablan e intentan comunicarse para tratar de romper el aislamiento que esta sociedad impone.